La falta de ingresos y ayuda del Estado exige a los centros culturales buscar otras alternativas
- La Cuarta Pared
- 13 jun 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 24 jun 2020
La pandemia pone en jaque a los espacios culturales; si no encuentran nuevas soluciones, tendrán que cerrar.
LA CULTURA, CON LA SOGA AL CUELLO
Por: Camila Dasso
Fueron los primeros en tener que cerrar a causa de la pandemia y según lo que se pronostica, van a ser uno de los últimos en abrir. Al ser lugares autogestivos que se sostienen con los ingresos del día a día, cerrar los obligó a buscar nuevas soluciones.
Estos espacios tienen complicaciones para pagar los servicios, alquiler de los espacios físicos y el sueldo de sus empleados. Pero a diferencia de otros sectores, el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no les da ninguna solución concreta. Anabella Etchegaray, vocera del Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos (MECA) que agrupa a 50 espacios culturales de CABA, afirma: “Estamos en una situación de total vulnerabilidad”.
Frente al mismo problema, las respuestas son muy variadas. Algunos espacios como el Teatro Mandril aprovecharon su estructura y ofrecen comida por delivery, mientras que otros proponen comprar comida por anticipado para ayudarlos. Un caso es el Centro Cultural Vuela El Pez; ellos aseguran que una vez que abran físicamente podrán disfrutarlos en el lugar.
También se utilizó la plataforma de crowdfunding Ideame para que las personas desde sus casas puedan aportar a la cultura independiente. El Club Cultural Matienzo ya logró recaudar 56,400 pesos a partir de 105 colaboradores, en tanto que el Centro Cultural IMPA La Fábrica recaudó 59,400 pesos con 85 colaboradores.
Otra alternativa fue la de dar talleres y hacer eventos culturales vía streaming. Algunos son pagos, como el show de Hernán Casciari a través de la plataforma del Centro Cultural Konex, Casciari Online. A su vez, otros ofrecen contenido gratuito a través de sus propias plataformas. Un ejemplo de esto es el Centro Cultural Coreano, que ofrece clases de cocina a través de transmisiones en vivo en Instagram.
Los centros culturales que están excluidos de esta problemática son los que pertenecen al Estado. Estos tienen un ingreso fijo por parte del gobierno y han creado una gran variedad de ofertas online. Un ejemplo de esto es el Centro Cultural Kirchner, que liberó contenido gratuito en sus redes sociales.
Distinto es el caso de los centros culturales independientes y autogestionados. Dentro del Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos (MECA), ya anunciaron que cinco de ellos no volverán a abrir sus puertas. Uno de estos casos es el Centro Cultural Freire, creado por cuatro primos que transformaron dos galpones vacíos en un espacio de arte para la comunidad. Sin embargo, la pandemia y la falta de ayuda los puso en un gran dilema.
“Lamentablemente decidimos bajar el telón”, Renzo Morelli (fundador del Centro Cultural Freire).
Todos los centros culturales que cerraron oficialmente se despidieron de su comunidad a través de las plataformas con emotivas cartas. En estas narran el esfuerzo que implicó crear estos lugares y el amor con lo que lo hicieron sus fundadores.
Publicaciones de las cartas de despedida de centros culturales que tuvieron que cerrar:
Todos estos lugares formaron una parte esencial de sus comunidades. Renzo Morelli, uno de los fundadores del Centro Cultural Freire, explicó: “Más allá de la cultura, era un punto de encuentro”. Este centro tenía una parte gastronómica muy importante y en varios casos funcionaba como lugar de reunión para la comunidad.
Otro caso de cierre es el del Centro Cultural No Me Olvides. Sofía Trossero, una de las fundadoras, señaló la importancia que tenía este lugar en la comunidad de Lomas de Zamora: “Es un lugar que sirve para todo, para formarte, para dar un espacio de contención, hacer un grupo de pertenencia”.
A partir de comentarios, cartas y videos, los miembros y participantes de estos centros compartieron en las redes sociales lo que significó estos lugares en sus vidas. Destacaron lo mucho que lo van a extrañar y en muchos casos utilizaron las palabras “familia” y “amigos” para referirse al rol que cumplían en sus comunidades.
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