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Cambio de paradigma: de Cromañón al COVID-19

  • Foto del escritor: La Cuarta Pared
    La Cuarta Pared
  • 29 may 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 24 jun 2020

LA SEGURIDAD CRECE EN LOS CENTROS CULTURALES


Por: Agustina Castro Correa


Una investigación reciente desarrolla cómo la Tragedia de Cromañón marca un punto de inflexión en los centros culturales y, hace visible una necesidad.


La Tragedia de Cromañón marcó un antes y un después en la regulación de los centros culturales. El incendio, que se llevó 194 vidas y más de 1400 heridos, puso en jaque las condiciones que deben tener los espacios que brindan espectáculos. A 15 años del suceso, hoy la pandemia del COVID-19 vuelve a poner a prueba a los centros culturales. El rubro fue el primero en cerrar sus puertas y será el último en volver a abrirlas, ya que depende exclusivamente del contacto cercano entre personas.



El gráfico muestra las irregularidades que tenía Cromañón el día del espectáculo de Callejeros. Crédito: ACC/ Fuente: investigación personal.


“Para mí Cromañón significó el paso de un estado de clandestinidad a uno de visibilidad y legitimación” explica Cervellera

La investigación realizada por Ángela Cervellera desarrolla que después de la tragedia se tornó más estricto el control en los espacios donde se agrupa gran cantidad de gente. Se busca asegurar que sean lugares seguros, higiénicos y con características necesarias para la actividad que van a desarrollar. “Para mí Cromañón significó el paso de un estado de clandestinidad a uno de visibilidad y legitimación”, explica Cervellera en una entrevista para “La Cuarta Pared”.


El Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos (MECA) impulsó la creación de la Ley 5.240, también conocida como Ley de Centros Culturales. Esta define al centro cultural como espacio experimental y multifuncional en el que se realizan manifestaciones artísticas de cualquier tipología que signifiquen espectáculos, festivales, exposiciones, etc. A su vez, también permite la realización de ensayos, charlas, talleres, clases, entre otras actividades formativas relacionadas con el arte y la cultura.


En el artículo se desarrollan cinco características que describen la identidad de un centro cultural: forma de gestión, organización, programación artística, comunicación y financiación. Un partícipe indispensable en la identidad de los centros culturales es su aspecto relacional, es decir, la relación entre todas las partes. El espectador toma un rol activo en las actividades que se desarrollan en estos.


Los centros culturales están comprometidos con la formación de la ciudadanía. Estos se diferencian de cualquier otro espacio artístico por su relación con el usuario o el público. Ofrecen un estilo de vida basado en el intercambio social y cultural. Diversos factores van formando parte de un sistema de valores y creencias que se comparte implícitamente entre todos aquellos que asisten. Incluida también la programación y la disposición de los elementos del lugar.


“Lo relacional es clave”, afirma Cervellera. A diferencia de los museos, donde las personas no interactúan entre sí y huyen de ello. En los centros culturales ocurre exactamente lo contrario: la contemplación de las obras colgadas convive con su contexto, los espectadores se acumulan para llegar a ver mejor a un artista, se sientan en el piso, entre otras acciones.


“La pandemia es como una clausura de varios meses”

Actualmente, un nuevo incidente pone en jaque a los centros culturales. La declaración del COVID-19 como pandemia presenta un nuevo desafío: cómo adaptarse a esta nueva era. Cervellera explica que los centros culturales no tienen como objetivo lucrar, por ende, no manejan un buen margen para hacerle frente a una crisis económica. Una multa que no se levanta a tiempo puede terminar en un cierre definitivo de un espacio, y esto deriva en sueldos que no se pagan y servicios que se adeudan. “La pandemia es como una clausura de varios meses”, compara.


Ante la incertidumbre sobre si es posible una reinvención, Cervellera la cree posible y sostiene que no sabemos qué nos deparará el futuro. Pero hay que ser creativos para salir de esta crisis. Si no, será una clausura muy larga. Muchos están migrando a plataformas online para pasar la cuarentena.




Jerónimo Sasiain, cofundador del Club Cultural Piantao, tiene una mierda optimista sobre la cuarentena. Cuenta cómo hicieron con su socio para reinventarse y salir adelante. Fuente ACC.



Por denuncias o reclamos de espacios culturales en mal estado o que presentan irregularidades llamá al 147, la línea gratuita de la Ciudad de Buenos Aires.



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