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Juan Zorraquin: un artista todo terreno

  • Foto del escritor: La Cuarta Pared
    La Cuarta Pared
  • 14 may 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 11 jun 2020

El joven intérprete (25) se desempeña en los diversos terrenos del rubro y prepara la apertura de su propio centro cultural llamado Savia.


Por Iñaki Aranguren.

“La pasión me caracteriza”

(foto: archivo personal)


En la Argentina se reconoce a una camada de artistas jóvenes que se están llevando los focos de atención. Juan Zorraquin, intérprete, busca vivir el arte de todas sus formas posibles. Este año junto con su pareja, Nicolás Martin, decidieron abrir el Centro Cultural Savia. Tres días después, se declaró la cuarentena obligatoria en el país debido a la pandemia COVID-19.


Zorraquin nació y creció junto a su familia en Don Torcuato. Asistió a un colegio privado de la zona, el cual ofrece múltiples actividades artísticas como dibujo, coro y danza. A los 13 años tomó la decisión de participar comedia musical. “A partir de estos espacios, pude comenzar a descubrir mi esencia”, aclara Zorraquin. La actividad consistía en concurrir los sábados al colegio y preparar un musical para luego presentarlo a la comunidad estudiantil en algún teatro. La influencia que sintió el actor en esta actividad fue muy grande ya que dedica gran parte de su carrera artística en este rubro. Por ejemplo, si no fuese por la pandemia, hoy Juan se encontraría asistiendo a Arturo Puig en la dirección de Hello Dolly, la versión argentina del aclamado musical de Broadway.


“El arte es una expresión intrínseca del ser humano que se puede dar en distintas disciplinas”.

Al recibirse del secundario, Juan cursó dos años y medio Ingeniería Industrial en la UBA. Luego, estudió dos años Diseño Industrial en la Universidad de Palermo. En paralelo a estos estudios, Juan nunca dejó de tomar clases de teatro con Nora Moseinco, Timbre 4, entre otros lugares. Tras cuatro años y medio de estudios convencionales, finalmente decidió dedicarse al arte. Juan siempre sostuvo que él nunca quiso ser actor, sino que quería ser artista porque define al arte como una expresión intrínseca del ser humano que se puede dar en distintas disciplinas, pero que lo único que hace es conectar con lo más esencial del hombre.


A lo largo de su carrera artística, Juan cumplió distintas funciones en diversos proyectos. Algunos con una producción de alto presupuesto como Sugar o Rock of Ages como el asistente de dirección, y otros proyectos independientes como Click o El Viaje, como intérprete. Este último proyecto tiene un lugar especial en el recorrido de Juan, ya que fue el primer protagónico que consiguió a través de un proceso de casting y fue un quiebre tanto en lo personal y como en lo profesional porque lo hizo volver a confiar en que podía triunfar en este ámbito. Se imagina un futuro como director de teatro, dirigiendo proyectos con “alma y corazón”, pero hoy prefiere enfocarse en la actuación.

Savia cuenta con un café - bar, una sala de ensayos y una sala de teatro

(foto: archivo personal)


Abrir un centro cultural fue un deseo que Juan siempre tuvo desde que actuó por primera vez en uno. Él quería tener su propio espacio donde la gente pudiera ir a explorar el arte en todas sus formas. Cuando se conoció con Nicolás Martin, su actual pareja, y notaron que ambos compartían el mismo deseo, entonces decidieron animarse y hacerlo juntos. Así es como se creó el Centro Cultural Savia. Su nombre se debe a que para ellos el arte es parte de la “nutrición esencial del ser humano”, tal como la savia en las plantas. Tras un arduo proceso inmobiliario, encontraron el lugar perfecto para llevar a cabo el proyecto en Jufre 127 (CABA), pero luego de cuatro días de alquiler activo, se declaró la cuarentena obligatoria en el país. Así, todos los proyectos en los que estaba trabajando Juan quedaron congelados, incluyendo Savia, hasta que el gobierno habilite la actividad teatral. Mientras tanto, Juan está llevando a cabo las remodelaciones necesarias en las instalaciones. Sin ingresos para el alquiler, se vio obligado a pedir un subsidio al Estado y buscar donaciones para mantener el sueño vivo.


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